28 de abril 2005 - 00:00

"Boogeyman (El hombre de la bolsa)"

Cuando una película se llama «El Cuco» (traducción literal) y no es un clásico gore pesadillesco como el que filmó décadas atrás el asistente de Fassbinder, Uli Lommel, no hace falta decir que no estamos frente a un producto memorable. Pero, existiendo un gran sector del público que jamás esperará nada memorable de un film de terror (así se llame «El Exorcista») esta película puede servir para pasar un rato divertido atragantándose cada 10 minutos con alguno de los elementales sustos que aporta el director Stephen T. Kay, conocido por haber dirigido a Stallone en «Carter, asesino implacable».

Por supuesto, el cuco siempre está ligado a temores infantiles, y acá, tras un prólogo menos gore de lo que querría el fan del género, el argumento retoma los traumas de un hombre, 15 años más tarde de que el niñito de antaño pasa de preocuparse por la falta de bebidas blancas a sostener largos ascensos por escaleras siniestras y escuchar efectos de sonido dignos de un catálogo de ruidos de Noche de Brujas de puertas chirriantes y todo lo demás. La sorpresa es el regreso a los rayitos malignos de clásicos menores de fines del siglo pasado como «El Ente» o «The Manitou», estrategia que no puede competir con el miedo de los viejos films ya citados de Lommel o Carlos Hugo Christensen. La historia de un individuo no demasiado inteligente que decide regresar al hogar para enfrentar los traumas de su infancia podria haber derivado en algo no menos elemental, pero al menos más intenso que el bombardeo de lugares comunes de este film filmada al mejor estilo «palo y a la bolsa».

D.C.

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