En 1990, hace 33 años, se comprobó que la Luna poseía agua, un elemento considerado vital para comenzar a pensar en la posibilidad de vida en otros lugares además de la Tierra.
¿Por qué hay agua en la Luna? La ciencia encontró la respuesta
Hace poco más de 30 se comprobó la existencia de partículas congeladas de agua en la superficie de nuestro satélite. Ahora se encontró la causa de ello.
-
Los siete astronautas a bordo de la Estación Espacial Internacional deberán evacuar por amenazas de seguridad
-
Inundaciones en España: las impresionantes imágenes satelitales del paso de la DANA por Valencia y su destrucción
Fue por aquella época, la NASA logró confirmar la presencia de este líquido crucial para el desarrollo de la vida en la superficie de ese suelo.
Si bien en ese momento se especuló con que los asteroides fueron los promotores del desarrollo de estas partículas, un reciente estudio determinó que podría ser gracias a la propia Tierra y al Sol.
La primera teoría sobre la presencia de agua
En un principio se creyó que solo habría porciones pequeñas de agua en la Luna, pero luego del trabajo que realizó la agencia espacial estadounidense en febrero de este año, con el telescopio SOFIA, descubrió que en las zonas oscuras donde no llega la luz solar, conocidas como “trampas frías”, existían grandes yacimientos de H2O en estado sólido. La principal teoría fue que, a causa de los constantes meteoritos que la golpearon -y aún la golpean-, se formaron diminutas partículas que quedaron atrapadas en el suelo.
La nueva versión de la ciencia
No obstante, la revista científica Nature Astronomy presentó una nueva hipótesis que asegura que la existencia de agua en la Luna es gracias al magnetismo de la Tierra y el viento solar. Los electrones producidos por estos cuerpos sería un factor determinante en la formación de partículas congeladas de este líquido, las cuales quedarían depositadas en la superficie.
Según detalló el investigador Shuai Li, de la Universidad de Hawai, el satélite natural de la Tierra orbita a su alrededor, por lo que entra y sale constantemente de lo que se conoce como “magnetocola”. Este magnetismo a su vez interactúa con el solar, por lo que se favorece a la composición de agua congelada.
“Cuando la Luna está fuera de la cola magnética, la superficie lunar es bombardeada con viento solar. Dentro de la cola magnética, casi no hay protones del viento solar, y se esperaba que la formación de agua cayera a casi cero”, reveló Shuai Li, algo que quedó descartado, ya que el agua se sigue “creando”.
Esto sucede porque los electrones chocan con el suelo lunar y liberan el hidrógeno atrapado allí, por lo que se podría formar el agua. Este hallazgo marcaría un precedente, porque permitirá conocer la formación de este líquido en la Luna y en otros posibles cuerpos celestes. Además, esta noticia resultó alentadora para las próximas misiones tripuladas.
Por su parte, la conservación de esta agua en las trampas frías se debe a las bajas temperaturas, que alcanzan los 163 grados bajo cero. Es por ello que permanecería en esa posición por miles de millones de años. A la vez, la revista destacó que el hielo podría acumularse en unos 40.000 kilómetros cuadrados de la superficie del satélite, por fuera de los cráteres y las depresiones estudiadas anteriormente, en donde se encontró presencia de este elemento en los 90.
Gracias al telescopio reflector SOFIA, se detectó, a principios de este año, el almacenamiento de hielo por la captación de un tipo de luz infrarroja en una longitud de onda tal que solo puede emitir el agua. Este artefacto es tan poderoso que no se equipara a los que se encuentran instalados en la superficie terrestre. Con dos metros y medio de diámetro, instalado en un avión Boeing 747SP, modificado para escudriñar el espacio desde la estratosfera, permitió superar el 99% de la capa atmosférica de nuestro planeta.
Dejá tu comentario