Con la venia de Putin y Turquía, el gobierno sirio y los rebeldes firmaron una tregua
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En tanto, la Comisión Suprema para las Negociaciones (CSN), que integra la coalición nacional, subrayó la importancia de que el alto el fuego sea "global y no parcial", dijo el vocero, Riad Nasan Aga, en declaraciones a la agencia de noticias EFE.
La Comisión dio la bienvenida al acuerdo del alto el fuego, aunque el organismo recordó que otros ceses de hostilidades fueron "violados anteriormente por el régimen sirio e Irán, e incluso, por Rusia".
El acuerdo de alto el fuego fue anunciado primero por Putin, aliado militar clave de Damasco, durante una reunión en Moscú en la que aseguró que gobierno y oposición habían firmado el pacto y que ambas partes se comprometieron en otro documento a "iniciar negociaciones de paz para el arreglo" del conflicto.
En un encuentro con los ministros de Relaciones Exteriores y Defensa, Putin anunció también la reducción de la presencia militar rusa en Siria, donde el Kremlin lanzó en septiembre de 2015 una campaña de ataques aéreos contra los grupos rebeldes que quieren derrocar a su aliado el presidente sirio Bashar Al Assad.
El canciller sirio, Walid al Mualem, afirmó este jueves que el acuerdo alcanzado es "una oportunidad real de alcanzar una solución política al conflicto" en Siria.
En una entrevista con la televisión estatal, reproducida por la agencia de noticias oficial SANA, Al Mualem señaló que esta oportunidad puede "poner fin al derramamiento de sangre en Siria y encontrar un futuro para el país".
Al mismo tiempo, destacó que Siria confía en Rusia como garante del alto el fuego, porque Moscú "es un aliado en la lucha contra el terrorismo" y hará frente a las violaciones del acuerdo y a los grupos que no lo han aceptado, porque son "terroristas".
El gobierno de Turquía celebró el pacto.
"Ambos bandos se comprometen en este acuerdo a parar los ataques armados, incluidos los ataques aéreos, y a no ampliar las regiones que tienen bajo control", indicó un comunicado de la Cancillería turco, que aclaró que Turquía y Rusia apoyan el alto el fuego "en calidad de garantes".
"Turquía y Rusia darán un fuerte apoyo a la tregua y harán juntos el seguimiento", remarcó el texto.
El acuerdo se produce luego de que las fuerzas del gobierno sirio, apoyadas por Rusia e Irán, recapturaran la semana pasada la norteña ciudad de Alepo después de casi cinco años de enfrentamientos con grupos rebeldes vinculados a Turquía que controlaban la mitad este de esa urbe, la segunda mayor del país, desde 2012.
La toma de Alepo fue la victoria más importante del gobierno sirio y el peor revés para la oposición desde el inicio de la guerra, y fue posible gracias a un acuerdo de evacuación mediado también por Rusia y Turquía que permitió la salida de 35.000 civiles y combatientes insurgentes del sector oriental de la ciudad.
El acuerdo firmado es el primer cese del fuego a nivel nacional que cuenta con la participación de Turquía, un partidario de la oposición siria.
Horas antes de este anuncio, y mientras se especulaba con que el alto el fuego era inminente, al menos 20 personas, en su mayoría civiles y entre ellos niños y mujeres, murieron en Siria en bombardeos del gobierno sobre suburbios de Damasco y otras localidades, informaron activistas opositores.
"El alto el fuego en Siria se puede dar en cualquier momento. Pensamos que podremos completarlo antes del Año Nuevo. Los dirigentes tienen voluntad", había dicho anoche el canciller turco, Mevlut Cavusoglu, en entrevista con el canal de TV turco A Haber.
Cavusoglu agregó que el movimiento islamita libanés Hezbollah debe retirarse de Siria. Este grupo está respaldado por Irán -que según el funcionario también actuará como "garante"- y envió a miles de combatientes a Siria para apoyar a las fuerzas Al Assad.
Sin embargo, el presidente del Consejo Político del grupo chiita libanés, el jeque Ibrahim Amín al Sayed, afirmó que sus combatientes, que apoyan al gobierno de Al Asad, no se retirarán de Siria "hasta la derrota total de los extremistas".
"Permaneceremos en Siria hasta la derrota completa del proyecto terrorista", dijo Al Sayed en declaraciones a la prensa tras entrevistarse con el patriarca cristiano maronita, monseñor Bechara Rai, en la localidad de Bkerke, al norte de Beirut.
Con las cartas ya sobre la mesa, Turquía anunció que tiene la esperanza de que "dentro de poco", ambas partes se reúnan en Astaná, la capital de Kazajistán, "bajo el patronazgo de los países garantes, para revivir de nuevo un proceso político bajo supervisión de Naciones Unidas".
Se estima que más de 300.000 personas murieron en Siria desde el inicio de la guerra, en marzo de 2011, luego de una serie de protestas populares contra el gobierno que fueron duramente reprimidas. Unas 12 millones de personas son desplazados o refugiados por este conflicto, según estimó la ONU.
El gobierno sirio ahora controla las cinco ciudades más grandes del país, aunque distintos grupos rebeldes siguen actuando en numerosas regiones.
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