5 de marzo 2021 - 00:00

Lo que se dice en las mesas

"El mudo" aprovechó el "supercepo" y un "superrulo" para sortear el desafío del verano.  Cada vez se habla más de la Ley Vidal. Interesante zoom de gestión.  Don Martín ya encendió tres velas.

Guzmán

Podría decirse que la vuelta a clases “presenciales” empalmó con la reaparición del elenco estable y completo de consultores, gurúes, inversores y analistas de la City criolla. Replicando la visión de la gente de IEB, el cierre de febrero mostró que el Gobierno “superó el desafío del verano”, al evitar una fuerte devaluación y estabilizar las brechas cambiarias. Claro que lo hizo a “supercepo” y a un aparente “superrulo”. Del cepo no hay que hacer mayores aclaraciones. Pero respecto del “rulazo”, IEB considera que la intervención del BCRA vía bonos en dólares en el MEP y CCL no habría sido la de liquidar lisa y llanamente posiciones de AL30, porque la caída de la cartera del BCRA obedece más a precio que a cantidades. Pareciera que en lugar de vender AL30 estuvo comprando AL30D contra dólares y vendiendo contra pesos, lo que en definitiva implicaría que estuvo vendiendo dólares al valor del MEP, pero al mismo tiempo influyendo en el precio del MEP por el tamaño de las operaciones. O sea, el BCRA con parte de los dólares que compra a u$s90 sale a comprar AL30D y los vende contra pesos. A esto se refieren como un “superrulo” porque no sólo influye en el precio del MEP, sino que genera una esterilización de pesos por la ganancia de la operación. “El mudo”parece haber ganado el primer round. Basta con ver cómo se desinflaron las expectativas devaluatorias en el Matba Rofex el desmoronamiento de las tasas implícitas de los futuros de dólar del 56% al 42% y la reducción en el “open interest” de u$s6.600 millones a u$s2.600 millones. Claro que aún es muy pronto para cantar victoria por eso “El mudo” se mimetiza con el Coco Basile bajo el silenzio stampa.

Comenzó el fuego amigo de los zooms donde inversores, empresarios y operadores terminaron de entender que más allá de que Buenos Aires sea la madre de las batallas electorales, hoy la clave de octubre pasa por la unidad. Si el PJ va unido, tiene altísimas chances de ganar. Lo mismo vale para la oposición, pero con menores probabilidades. ¿Quiénes son piezas claves en este entramado bonaerense? Los intendentes. Donde el 90% ya ha sido reelecto por lo que bajo la Ley Vidal deben dar un paso al costado. El kirchnerismo quiere evitar las experiencias desagradables de De Narváez, Massa y Macri, cuando el peronismo fue dividido y perdió, por lo que debe rejuntar a todos bajo la misma boleta. Pero los intendentes saben que si no eligen a su sucesor será La Cámpora quien ocupe los espacios vacios. Ya hubo un foco de resistencia al impedir que Máximo asumiera la conducción del PJ bonaerense el mismo día que Alberto será ungido presidente del PJ nacional, el próximo 21. Los más avezados analistas consideran que este foco será sofocado fácilmente. Pero sentó un precedente. Y hablando de zoom, tuvo muy buena acogida el organizado por Puente con gente de Morgan Stanley, Partners Group y Neuberger Berman sobre gestión activa vs. gestión pasiva. Allí tiraron el dato de que la montaña de bonos con grado de inversión con rendimientos negativos pasó de u$s18 billones (27% del total de la renta fija investment grade) a u$s14 billones.

Semanas atrás desde esta sección se explicó que el mercado estaba como anestesiado, pero ahora los inversores no tienen tregua, no sólo llegó el Vacunagate: los fallos judiciales, la batalla judicial, el discurso de Alberto, etc. etc.; así no hay nervio que aguante. La postergación del acuerdo con el FMI no es sorpresa, ya se advirtió que en Washington no estaba tan despejado el camino como muchos intentaban convencer al mercado. Sin embargo, las chances de que el Gobierno llegue a las elecciones sin una brusca devaluación y una desbocada inflación parecen haber ganado terreno entre las expectativas de los analistas más confiables. Al respecto uno de los más legendarios, amén de otras variables y supuestos, sintetizó, a un selecto grupo de clientes, que el ministro Guzmán estaba prendiendo tres velas: una para que la soja siga en 500 dólares (lo que le garantizaría recoger unos u$s5.000 a u$s6.000 millones más de las exportaciones); otra vela para que Biden dé el visto bueno y se apruebe una emisión global de DEG del FMI (significarían unos u$s4.000 millones para el BCRA); y la tercera vela para el impuesto a la riqueza y el rebote de la recaudación tributaria. ¡Otra que la lámpara de Aladino! Pero sin duda en el equipo económico empezaron a rezar y prender velas, mientras intentan convencer al mercado de un aparente ortodoxismo fiscal y evitar a la vez la embestida del Instituto Patria.

Dejá tu comentario

Te puede interesar