22 de abril 2021 - 00:00

El culebrón, un formato obsoleto, retorna al streaming con fuerza

La segunda temporada de la serie recupera las bases de un género del siglo XX. De acuerdo con los guionistas consultados, las plataformas hoy piden series más largas, de 60 capítulos, para proveer contenidos en pandemia.

Luismi 2. Netflix lanzó la segunda temporada de su exitosa serie de 2019.

Luismi 2. Netflix lanzó la segunda temporada de su exitosa serie de 2019.

El formato del culebrón se adecua a los tiempos actuales con el estreno de la segunda temporada de la serie de Luis Miguel en Netflix. Esto no sólo porque se trate de un cantante mexicano que remite a las clásicas novelas de Televisa, tan de moda en los 80, sino porque la serie recupera las bases del género que consagró a Delia Fiallo o Alberto Migré para países donde ya no tenían vigencia. Vale decir que esas telenovelas continúan hasta hoy ocupando programación en las cadenas de varios territorios, a diferencia de lo que ocurre en la TV local, poblada de panelistas y juegos en detrimento de la ficción.

Hasta la frecuencia de transmisión de ‘Luis Miguel’ difiere de las series para ver en maratón: estrenan un capítulo cada domingo, a las 21, pese a que las antiguas telenovelas solían lanzar un capítulo diario, de lunes a viernes, algo impensado en la actualidad, al menos en la Argentina. Este diario consultó a varios guionistas sobre la vigencia del género y el modo en que las series de las plataformas recuperan rasgos de la telenovela clásica, con narración fragmentada de saltos temporales y estética acorde a estos tiempos.

Marcela Citterio, autora ente otras de las telenovelas ‘Amor en custodia’ y ‘Pensionados’, además de varias para TV Azteca, dijo: “El culebrón nunca se perdió, sólo que no es cool admitir que se está mirando una telenovela. No lo era antes, cuando todos los premios prestigiosos se los llevaban los unitarios, y sigue sin serlo ahora. Ya la primera temporada de Luis Miguel era un culebrón en sí misma y fue un éxito hace dos años. Y ´Bridgerton´, ´Revenge´ o ´Las chicas del cable´ no son más que telenovelas. Tienen hasta los clásicos finales del tercero que llega y ve un beso sin ser visto. ´El baile de las luciérnagas´ posee todos los condimentos de un culebrón: amores imposibles, desencuentros, finales con gancho y venganza. No tienen la cantidad de capítulos que tenían las telenovelas pero se apoyan en esos mismos cimientos. Ahora las plataformas van a comenzar a hacer más capítulos en lugar de muchas temporadas de pocos. Novelas con argumentos como ´Amor en custodia´ son hechas con más tiempo, dinero, menos capítulos y son llamadas series. Creo que es la palabra culebrón la que, injustamente, está subestimada”.

Marcela Guerty, autora de varias telenovelas, entre ellas “Padre Coraje” y “El sodero de mi vida”, manifestó: “La serie de Luis Miguel tiene algo de telenovelero como lo tuvieron ´La casa de papel´ o ´La casa de las flores´ con Verónica Castro, y ese espíritu mexicano y latinoamericano de estridencia permanente. La clave del género sigue pasando por historias de amor intensas con imposibilidades, que antes solían ser diferencias de clases y ahora son diferencias de mundos. El camino del héroe y las peripecias que sortea debe ser largo, con la necesidad de sorprender diariamente y con más continuidad que la serie, donde la manera de narrar es distinta. Es bueno que la telenovela tenga un renacer, porque sigue teniendo su audiencia. En las plataformas piden series más largas, de 60 capítulos, ante esta necesidad de proveer contenidos en pandemia. Las historias que duran más tiempo amortizan y si gustan generan en el público una fidelidad con ese producto”.

En relación al género, Guerty consideró: “No me gusta el término culebrón, me parece despectivo con la telenovela tradicional, desmerece un género que es muy noble y ha dado mucho. Inclusive a las series de hoy, que toman líneas argumentales de la telenovela clásica, series médicas como ´Grey´s anatomy´, ´New Amsterdam´ o ´The Good Doctor´. En esta última es como si el protagonista fuera Betty la fea, este hombre luchando con su enfermedad y a la vez convirtiéndose en el mejor de todos. Recuerdo ´Amas de casa desesperadas´, que tenía mucho de melodrama aguerrido, con atropelladas y envenenamientos, cosas que se usaban mucho en las telenovelas. La novela tiene vigencia en los contenidos, por ejemplo uno lee los manga coreanos y tienen mucho de lo que reconoceríamos como telenovelesco, más allá de lo fantasioso me refiero a lo vincular. También la novela turca e inclusive series policiales, que parecen desmerecer el melodrama pero en los últimos años incorporan el ritmo de telenovela, con el golpe de efecto y las situaciones extremas”.

Jorge Maestro, histórico autor de telenovelas y series, dijo: “El culebrón, o mejor dicho el melodrama, no desapareció del mundo. Sí de nuestra TV, porque ahora los culebrones los hacen los programas de la tarde, donde los sentimientos exasperados de los panelistas de turno y las vidas de los ´famosos´ ocupan ese espacio. Las razones son económicas. No hay dinero, no hay anunciantes, sólo hay PNT y con eso no se sostiene una telenovela. Pero Turquía, México y Colombia siguen produciendo. Televisa acaba de hacer una alianza con Google y con Univisión para producir contenidos y salir a competir con Netflix, pero no ha dejado de producir para el Canal de las Estrellas. Vemos telenovela en la bio de Luis Miguel, y lo vemos en ´Quién mato a Sara´ también de Netflix. Pero no hay más villanías en las ficciones de nuestra TV. El amor-odio ha desaparecido de la ficción y los villanos habitan en otros programas”.

Alejandro Quesada, autor de “100 días para enamorarse”, “Graduados” y “Botineras”, entre otros, expresó: “La serie recupera elementos del culebrón, sobre todo en la trama que se vincula a lo sucedido con la madre o la construcción de un personaje antagonista tan ´malo´ como el padre; pero a mi entender la serie no se circunscribe a ese género. Al reflejar una historia tan del riñón de la cultura mexicana, ese imaginario resurge y las pasiones se ponen en juego en situaciones de culebrón. Pero cada vez más estos cruces de géneros se están dando en series cortas. Tengamos en cuenta que los culebrones con los que crecimos eran programas con más de 150 episodios, ahora como máximo son 10 por temporada aunque la tendencia está cambiando. La necesidad de contener en menos tiempo de relato apela a otro tipo de recursos. La extensión de los programas diarios era también un elemento inherente al culebrón. Hoy hay otro tipo de atención del público, que tiene que ver con la cantidad de oferta, el ritmo de vida, la ansiedad, lo cual se traduce en otro tipo de relatos”.

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