27 de septiembre 2019 - 00:01

Omar Costilla Reyes: "Son pocos quienes desarrollan inteligencia artificial en la región"

Ámbito dialogó con uno de los expertos del MIT en el desarrollo del aprendizaje automático y sus aplicaciones en áreas como la educación, la salud y la administración pública. Optimización de tareas, regulaciones gubernamentales y el riesgo del sesgo algorítmico, en el centro de la agenda.

Omar Costilla Reyes es ingeniero especializado en inteligencia artificial e investigador del MIT.
Omar Costilla Reyes es ingeniero especializado en inteligencia artificial e investigador del MIT.
Laboratorio de IA de Facultad de Derecho UBA.

Omar Costilla Reyes es un ingeniero mexicano que actualmente trabaja para el Massachusetts Institute of Technology (MIT) de Estados Unidos. Allí investiga sobre el desarrollo del aprendizaje automático, ni más ni menos que un tipo de inteligencia artificial que se utiliza en distintas áreas como la educación, la salud, y por supuesto, la industria. En su caso, se especializa en el estudio del cerebro a través de datos eléctricos de neuronas.

De breve paso por la Argentina, Costilla Reyes brindó una clase magistral en el marco de una jornada interdisciplinaria sobre la implementación de la inteligencia artificial en el sector público.

El evento, organizado por el IALAB (Laboratorio de IA de Facultad de Derecho UBA) y el Ministerio Público Fiscal de la Ciudad, ofició como antesala de la primera cumbre latinoamericana de inteligencia artificial que se realizará en la sede del MIT en Boston en enero próximo y donde la Argentina mostrará Prometea, el sistema de inteligencia artificial que ya se utiliza en la Justicia porteña.

En diálogo con Ámbito, Costilla Reyes comentó sobre el estado de situación del desarrollo de la inteligencia artificial en la región, las aplicaciones de este tipo de tecnologías en la vida cotidiana y los mayores desafíos que se presentan en este campo de investigación.

Periodista: ¿Qué es un modelo de aprendizaje automático de inteligencia artificial y para qué sirve?

Omar Costilla Reyes: La inteligencia artificial es un aprendizaje automático de patrones escondidos en datos. Se extraen de bases de datos y ayudan a tomar decisiones dentro de organizaciones gubernamentales y de la industria. El principal beneficio es el de disminuir tiempos y automatizar muchas tareas que son laboriosas. La inteligencia artificial trata de optimizar procesos y se puede aplicar en muchas áreas. En el MIT estamos enfocándonos en el área computacional, robótica y neuronal.

P.: ¿Cuáles pueden ser sus aplicaciones en la vida cotidiana?

O.C.R.: Una de las principales áreas de aplicación es la educación. La inteligencia artificial puede crear programas personalizados de aprendizaje. Los estudiantes de una escuela no aprenden todos de la misma manera. Cada estudiante tiene una manera diferente de aprender y hoy en día todos los alumnos reciben el mismo tipo de educación. Hemos visto que eso a veces no funciona con ciertas personas. Un algoritmo de inteligencia artificial puede aprender la manera en que la gente retiene el conocimiento y proveer un programa más personalizado. Otra aplicación es para el Poder Judicial porque se puede optimizar la decisión de los casos. Aquí se está debatiendo que en algunas provincias se tardan hasta 400 días en proveer una respuesta judicial. Esos tiempos son muy malos, no están optimizados. Imagínese si le digo que en diez minutos usted tiene la respuesta.

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Omar Costilla Reyes brindando su clase magistral durante jornada organizada por IALAB (Laboratorio de IA de Facultad de Derecho UBA) y el Ministerio Público Fiscal de la Ciudad.
Omar Costilla Reyes brindando su clase magistral durante jornada organizada por IALAB (Laboratorio de IA de Facultad de Derecho UBA) y el Ministerio Público Fiscal de la Ciudad.

P.: ¿Cuál es el estado de situación de la investigación de inteligencia artificial en la región?

O.C.R.: La reunión de enero próximo será una buena oportunidad para saber qué casos de éxitos hay en la región y qué se está realizando. Por el momento, detectamos que no hay mucha actividad. Son contados los casos que están dando mucho desarrollo y sobre todo en la industria porque les deja ganancias. Algunas empresas como Mercado Libre o Rappi están dándole mucha inversión al desarrollo de inteligencia artificial.

P.: ¿Qué áreas vinculadas con la inteligencia artificial deberían explotarse?

O.C.R.: Creo que el tema más preocupante y que necesita más atención es la formación de gente especializada en el tema. Carecemos de expertos latinoamericanos que tengan las herramientas para usar estos sistemas. El punto rojo que estamos viendo en el corto plazo es la formación de gente capaz y dispuesta a apoyar a organismos no industriales para optimizar sus procesos.

P.: ¿Cuáles son los beneficios de aplicar inteligencia artificial en la administración de Justicia o la salud pública?

O.C.R.: Los beneficios están vinculados con la optimización del tiempo en la realización de las tareas que no necesitan ningún tipo de conocimiento y que generalmente son cosas rutinarias. Por ejemplo, todas las organizaciones reciben paquetes, desde cartas a equipos, y muchas veces se pierde tiempo organizando a quién le llega. Un algoritmo de inteligencia artificial podría directamente categorizar los paquetes ahorrándoles tiempo a los encargados de logística.

P.: ¿Percibe riesgos sobre la aplicación de este tipo de tecnologías en los sistemas judiciales, de salud o la misma administración pública?

O.C.R.: Así como hay oportunidades, también hay riesgos. Uno muy claro es que se podría crear un algoritmo de inteligencia artificial que me genere información falsa. Le puedo dar ciertos parámetros y el algoritmo me devuelve información falsa que parece muy creíble. Eso es una contaminación que se podría generar automáticamente. Todo tiene sus desventajas, pero creemos que para eso necesitamos regular. Necesitamos que los gobiernos actualicen sus leyes sobre todo en lo que respecta a la legislación de datos. En la Argentina, la ley vigente tiene casi dos décadas y en esos años han surgidos nuevos sistemas. Es urgente que ese tipo de leyes se actualicen para tratar de controlar o mitigar el mal uso de estas tecnologías.

P.: Existen cuestionamientos respecto al uso de inteligencia artificial. ¿El aprendizaje de estos sistemas se encuentra sesgado por distinciones de género o de raza por parte de quienes desarrollan los algoritmos?

O.C.R.: Sí, es una de las mayores problemáticas que se detectan hasta el momento. Un investigador que desarrolla un algoritmo de inteligencia artificial lo diseña con algo predeterminado. Por poner un ejemplo, cuando a la gente negra no le das un beneficio y a la gente blanca sí se lo das. Eso no se hace en el algoritmo, sino que se hace en los datos. Los datos que se le meten al algoritmo ya vienen elaborados por un ser humano: alguien allí capturó los campos que benefician más a una persona que a otra. Estos patrones los aprende la computadora en base a datos que un ser humano anotó.

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